Wednesday, January 12, 2005

los diplomas del alma

Hoy visité mi alma. Me quedé ahí más tiempo del acostumbrado. Me senté en el centro, en el suelo, y abracé mis rodillas con mis manos. Estuve un largo rato observando las paredes, recordando la historia de cada uno de los diplomas que ahí he colgado. Son diplomas extraños, de diferentes tamaños, de diferentes épocas, desde que tengo memoria. No me los ha dado ninguna institución, ni siquiera tienen sello que los acredite como ciertos, pero para mí lo son. Lo más gracioso es que las personas que me los dieron probablemente ni siquiera lo recuerden.
-Es verdad que usted le dio a Margarita Zanella ese diploma el 29 de mayo de 1993?
-Yo?? Yo nunca le he dado un diploma a nadie!!

Ellos no se acuerdan pero yo sí. Por cada instante en que alguien me ha hecho sentir especial y œnica en el mundo he colgado un diploma en las paredes de mi alma. Al observarlos todos juntos se me escapa una sonrisa. Me doy cuenta de que son muchos los instantes en que Dios ha bendecido mi vida con personas excepcionales.

Me levanto para verlos de cerca, para analizarlos. Cuántos recuerdos! Parece que se me va ensanchando el corazón con cada uno. Con algunos me pregunto si la persona que lo creó recordará ese suceso, si también tendrá un diploma parecido colgado en la pared de su alma. Tal vez ni siquiera se dio cuenta de que originó uno para mi pared!

Me apena contarles que descubrí unos diplomas empolvados y hasta unas telarañas amenazando a otros. Qué verguenza... No debí sorprenderme al darme cuenta, después de limpiarlos, que pertenecen a las personas que he tenido más olvidadas. Algo debo hacer si no quiero que la humedad empiece a borrar las letras o que la polilla los destruya. Sé que pulirlos no evitará su deterioro. Lo que debo cuidar es a la persona que me lo dio.

Sigo recorriendo las paredes, limpiando algunos, enderezando otros... Debo confesarles lo que descubrí estando ahí dentro: hay más paredes de las que yo pensaba. No sé ni cómo llegué ahí, nunca había descubierto esa sección. De hecho pensaba que mi alma era sólo un cuarto y ahora parece una casa!! Aún tengo varias paredes vacías y no sé si emocionarme o preocuparme. Significará acaso que me esperan muchas alegrías por delante? Existirán esas paredes para que yo las llene con futuros diplomas? Cómo le voy a hacer? Les juro que esas paredes no existían antes... acaso el alma se expandió??

Salgo un poco asustada. Esa visita a mi alma me ha dejado pensando. No sólo estoy preocupada por las nuevas paredes vacías. Una pregunta se metió en mi cabeza y no ha querido salirse desde entonces: habré creado yo también diplomas para otras personas? Serán muchos o pocos? Estaré presente en las almas de los autores de mis diplomas? Mereceré estar ahí?

Eso deseo con todo mi corazón. Mientras yo pueda colgar al menos un diploma en el alma de cada uno de ustedes, sé que las paredes de la mía jamás estarán vacías.

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