Tuesday, January 04, 2005

inundaciones en el rancho

3 de abril de 2004

casi nadie que no viva en Abasolo sabe de la existencia de esta "ciudad". pero el año pasado la naturaleza se compadeció de nosotros. llovió como nunca antes, varias comunidades enteras se inundaron y tantas personas perdieron todo que, por primera vez en la historia, Abasolo salió en las noticias nacionales.

me empezaron a llegar mensajes preguntándome cómo estaba, si necesitaba algo, casi me enviaban condolencias y yo no sabía de qué me hablaban. aunque algunos amigos me imaginaban atrapada en la azotea de mi casa, transportándome en lanchitas de un lugar a otro, gracias a Dios a nosotros no nos llegó la inundación.

lo gracioso es que sí nos hemos inundado en otras ocasiones, pero como sólo ha afectado a mi familia, no ha sido un desastre digno de titulares nacionales.

la primera inundación que recuerdo sucedió cuando estábamos chiquitos. cayo una tormenta de tal magnitud que nuestra casa se inundó. mientras los adultos la veían como desgracia e intentaban sacar el agua con múltiples instrumentos de limpieza, nosotros "nadábamos" y patinábamos felices en nuestra primera, única y efímera alberca techada. la disfrutamos mientras duró.

La segunda fue más graciosa, pero mas traumante, porque ocurrió mientras dormíamos. tal vez alguien de la familia haya escuchado la lluvia en la madrugada, pero en mi caso ni las tormentas eléctricas me despiertan. yo no oí nada. lo único que recuerdo es que me levanté al baño entre sueños y cuando puse un pie en el suelo, no sólo se me quitaron las ganas, sino hasta el sueño! Me asusté tanto cuando sentí que metía un pie en el agua que corrí a prender el foco. No sé si tarde más en acostumbrar mis pupilas a la luz o en aceptar lo que mi cerebro me estaba indicando: mi cuarto estaba inundado. Por unos instantes me quedé petrificada observando todo y tratando de dar crédito a lo que mis ojos veían.

No sé si por instinto o por duda salí al pasillo de mi casa y mis peores temores se confirmaron. Todavía me recuerdo gritando: Levántense todos!!! La casa está inundada!!! En menos de un minuto la familia entera pasó de un profundo sueño al shock, al asombro, la incredulidad y finalmente a la lucha por sacar el agua de la casa. Creo que fue mayor el desgaste emocional que el físico. La ropa estaba mojada en todos los closets. Los zapatos flotaban. Supongo, porque no lo recuerdo, que también la estufa, el refrigerador y varios muebles estaban remojando sus inferioridades.

No se cuantas horas tardamos en sacar el agua, pero sí sé que tardamos días en secar todo. Lo que casi me dio un infarto fue ver que mis cartas también conocieron lo que para ellas debió haber sido el mar. Pregúntenme si he escrito desde entonces alguna con tinta que pueda correrse. Intente secarlas lo mas rápido que pude, pero para algunas fue demasiado tarde y jamás recuperaré lo que había en ellas. También por eso ahora guardo mis cartas en la parte más alta del closet.

La tercera no invadió nuestra casa sino el rancho. Alejandro y yo salimos de la casa, como siempre, a las 6 de la madrugada con rumbo a la escuela. Tuvimos suerte de no atascarnos en el camino, pero cuando nos aproximábamos a la carretera vimos un "lago" inmenso frente a nosotros. El camino había desaparecido. No nos quedaba otra opción mas que atravesar lo que la noche anterior era sólo un charco. Sólo recuerdo que Alejandro empezó a avanzar lentamente con la camioneta, en menos de lo que imaginamos las llantas desaparecieron entre el agua... y luego el acelerador, el clutch y el freno. Seguramente empecé a decir frases como: Dios mío!! Oh por Dios!! al ver que las puertas no habían detenido en lo más mínimo el paso del agua hacia el interior de la camioneta. No puedo decir lo mismo de Alejandro, obviamente el prefirió las letanías en todo su esplendor.

Me acuerdo perfectamente que me grito porque en lugar de salvar las mochilas del agua, levanté los pies para no mojarme. Qué esperaban de una mujer?! Pero lo más maravilloso fue que la camioneta se apagó justo en medio del lago porque se le mojaron los cables. Paso a convertirse en la Isla San Felipe. Y nosotros, en sus primeros náufragos. Por suerte mi tío iba con nosotros ese día. Sacó medio cuerpo por la ventana y empezó a gritar a los habitantes de la única casita que estaba cerca. Después de perder la voz, por fin se asomó un trabajador y lo mandamos a avisarle a mi papá sobre lo sucedido. Mientras esperábamos a que alguien fuera a rescatarnos, protagonizamos un espectáculo para los viajeros. Estábamos tan cerca de la carretera que todos disminuían la velocidad ante la escena y nos observaban, algunos con sorpresa, otros con lástima, y muchos con gracia. Después de 20 minutos apareció mi papá en un tractor con dos ayudantes para rescatarnos.

Fue una maniobra muy difícil, hasta el tractor patinaba, pero finalmente lograron sacarnos de ahí. Todavía tuvimos que esperar a que los cables se secaran para poder proseguir en nuestro camino!! Llegamos a la escuela 1 hora tarde, perdimos una clase, pero ganamos una historia digna de recordar.

La ultima inundación fue la que me hizo recordar y escribir sobre todas las anteriores, así que un aplauso para ella por favor, o mejor para mi mama. Ese día cerramos la tienda como a las 3 de la tarde y regresamos unas horas después a abrirla otra vez. Yo tuve la primicia. En cuanto puse un pie adentro de la tienda me quede en shock. Ni siquiera pude reaccionar, ni traumarme, ni enojarme, solo entre en trance.

Cuando reaccione, me asome y les grite a todos: prepárense psicológicamente! Ni siquiera tenia caso que caminara de puntitas. TODA la tienda estaba inundada. Mi mama, tan linda ella, dejo la llave del agua abierta y, mientras nos fuimos a comer, la tienda se dio su chapuzón.

Mi tío y mi papá se quedaron pasmados al descubrir la sorpresa, pero de inmediato nos pusimos a trabajar. Cada quien agarro una escoba y durante UNA HORA estuvimos sacando agua sin parar. Mi papá termino con el pantalón mojado hasta las rodillas, a mí hasta conejo me salió en los brazos de tanto que "barrí" y todos terminamos exhaustos. Toda la gente nos preguntaba qué había pasado y mi mamá, la autora intelectual de esta barbarie, feliz en la casa!!

cuando regresamos en la noche TODAVIA nos pregunto cómo nos había ido!! Y cuando le contamos de su hazaña, a ver si ustedes lo pueden creer, le dio un interminable ataque de risa que le regresa cada que se acuerda!! Qué descaro...

Así que... sólo espero que la siguiente no me lleve a la azotea de mi casa, con ronchas en el cuerpo e insolación, pero si así es, será un placer saber que habrá alguien a quien contársela. margarita

0 Comments:

Post a Comment

<< Home