diario de la infancia - 28/11/1980

Viernes 28 de noviembre de 1980 (1 año 2 meses de edad)

Esta mañana amaneciste muy contenta y te dejaste arreglar y estás muy bonita.
No te encontraba y por fin te descubrí en la cocina abriendo las puertas del fregadero.
Me dio tristeza ver que te comes una naranja con cáscara, te enjuagué la boquita para que se te quitara lo irritado, pero me pediste la naranja y tuve que dártela y pelarla.

Al ver llegar a Juan Jacobo me dices que nos vayamos a jugar a leer, porque me llevas jalando de la falda y me enseñas las palabras, ya sabes dónde están. Me da gusto que aunque no es a ti a quien enseño, te gusta que lo haga con tus hermanos, me imagino qué pasará cuando tengas edad para ello. No fui enseguida porque tu hermano siempre que llega de la escuela me enseña lo que hace.

Al darte cuenta que tardamos, te fuiste con papá y le das las manitas para que te cargue y estás tan consentida por él, que te cargó y empezó a jugar contigo, te enseña las llaves y luego las esconde.

Tu carita se iluminó con una sonrisa cuando me viste con la palabra de Alex para jugar a leer. Fuiste por Juan Jacobo para que él también esté con nosotros, ojalá que cuando estés grandecita muestres esta disponibilidad para aprender.

Tiraste la sal polar y cuando me ibas a ayudar a recogerla, sólo la regabas más y te llamé la atención y me dices con el dedito no? no? no?

Tenías que hacer algo extraordinario en este día inolvidable, porque te encontré persignándote frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe y me dices que recemos y como tengo cosas que hacer, sólo recé al Ángel de la Guarda y Dulce Madre. Perdóname hijita porque debí de rezar un poco más.