Monday, July 14, 2008

el cine y el ojo candy

últimamente he empezado a preocuparme porque siento que el ojo candy se ha hecho demasiado frecuente cuando voy al cine.
siempre he sido muy sentimental y no debería extrañarme. pero siento que antes lloraba mucho con algunas películas y ahora lloro, aunque sea poquito, casi en todas. esto desata varias teorías:

primera. el sentimentalismo se ha apoderado de mí a tal grado que ha llegado a límites sospechosos que debo mantener bajo estricta vigilancia antes de sufrir otro trastorno de peores magnitudes. esto puede deberse a la edad, jajajajaja.

segunda. he ido a ver sólo películas románticas, que tarde o temprano cumplen su cometido de desatar el ojo remy, aunque no se derrame la lágrima. mi elección se debe a dos razones. una, por naturaleza creo que las mujeres tenemos una tendencia hacia las películas de este tipo; y dos, no tengo un novio que me lleve a ver películas de acción que jamás me harían llorar :)

tercera. en realidad las películas no son como para que llore siempre, pero con las condiciones idóneas de oscuridad y anonimato, el cine es el lugar perfecto para liberar las tensiones, frustraciones y enojos de la semana, aparentando que uno realmente está conmovido con la escena de la pantalla y soltando la lágrima. esto tiene sus beneficios, ya que si uno se guarda todo, corre el riesgo de desencadenar una enfermedad en algún momento.

cuarta. se dedica una durante los últimos años a convertirse en una mujer madura que entiende que los príncipes azules no existen. ah... pero llega uno del cine y AHI ESTÁN y no sólo en tamaño IMAX, sino que aparte se arrodillan para pedir matrimonio y por si fuera poco, son más guapos que todos los hombres que hemos visto en nuestra vida juntos. entonces uno llora por un lado, del coraje de que los méndigos productores, escritores, encargados de casting y demás malévolos que intervienen en la película, saboteen nuestros esfuerzos por destruir la creencia de que hombre perfecto existe. y por otro, las lágrimas corren porque como bondadosas mujeres que somos, nos volvemos a preguntar: por qué no tengo yo uno así? y es cuando uno más chilla. a estas alturas ya ni las palomitas se antojan.


como sea, no pienso dejar de ir al cine. realmente me encanta.

la quinta teoría es que lloro de felicidad porque, aunque ahí todo sea irreal, siempre me ha hecho feliz sentir que otras personas son felices. y quién sabe, tal vez algún día un hombre se arrodille frente a mí, y no necesariamente sea un hombre en una pantalla de cine. y entonces seguramente lloraré de incredulidad y seguramente lloraré más que en todas las películas juntas!!! :)

me llamo "A"

Mi sobrina Renata se desató a hablar últimamente :)
como buena niña pequeña, sólo dice el final de las palabras. "ino" es danonino, "opa" es sopa.
su palabra favorita es NO. si le preguntamos "dónde está tu mamá?" contesta "no" (muy seria) JAJAJAJAJAJAJA.

hay algunas palabras que puede decir completas pero con mi nombre le ha costado trabajo, debe ser porque es largo para ella.
llama a todos excepto a mí, por lo que tuvimos que hacerle una prueba.
le dice Alejandro: a ver grítale a tu abuelita Raquel, y Renata dice "Até"
ahora grítale a mamá: "mamá"
ahora grítale a tu tío Juan Jacobo "obo"
a tu hermana "Ana"
a tu tía Margarita "A"

repetimos el experimento y sigue llamándome "A"
creo que es el nombre más tierno que me han puesto.

semillas de durazno

el jardín de mi casa en el rancho se convirtió en uno de mis lugares favoritos de las vacaciones que tuve la semana pasada.
observé a mi mamá trasplantar flores a macetas grandes, podé algunos rosales, acomodamos algunas plantas y descubrí que durante 28 años viví engañada pensando que la semilla del durazno es la que siempre veo cuando me como uno.

aprendí que la verdadera semilla es mucho más pequeña y se esconde enmedio de la fortaleza que la rodea.
mi mamá es la persona más dedicada que he conocido en mi vida, para plantar TODAS las semillas que salen de cualquier fruta o verdura que llega a nuestra casa. de papaya, limón, mango, durazno, naranja, aguacate, chile, mandarina, jitomate, de absolutamente TODO. he ahí la causa de las apariciones misteriosas de árboles inesperados en nuestro jardín.

en esos días de descanso, encontré varias semillas de durazno y decidí romperlas para plantarlas y que nacieran más rápido los arbolitos. pero nunca imaginé que adentro estaba la verdadera semilla. me dio muchísima ternura descubrirla y me dio mucha incredulidad haberlo hecho a estas alturas de mi vida y no antes.

me emocioné y seguí rompiendo las "semillas" grandes para plantar las verdaderas.

y en pequeñas semillas encontré una enseñanza inmensa.

me pregunté cuántas semillas he encontrado en mi camino, he creído conocerlas y he esperado que crezcan, sin resultados.
pero nunca me detuve a romper el caparazón que envolvía y protegía a las verdaderas semillas. y así me perdí de ellas, de toda la maravilla que podían esconder y desencadenar. cuánto me habré perdido?

si Dios protege así a una pequeña semilla de durazno, cómo protegerá a lo que más ama?