Monday, October 01, 2007

Mi calcomanía favorita

Mi historia con las calcomanías empieza hace muchos años. El primer recuerdo que tengo de ellas es haberle robado a una compañera del kinder una que tenía pegada en uno de sus cuadernos. Me gustó tanto que seguí un impulso que aún me cuesta trabajo creer. Hace unos años mi mamá le confesó a la mamá de la víctima sobre ese robo, la señora estaba muerta de risa pero yo todavía tengo remordimientos.

Entre mis calcomanías favoritas estaban los "rascahuele", los recuerdan? Creo que ahora ya ni existen L con eso de que el 99% de las cosas que disfrutamos de niños ya se descubrió que son tóxicas y mortales para los infantes... ya desaparecieron del mercado los rastros de nuestra infancia, aunque afortunadamente no sé de alguien que se haya muerto por oler calcomanías!

Ahora me tengo que abstener de comprarlas en las papelerías, asumir mi papel de adulta y no sucumbir ante el encanto de tanta variedad que existe. Pero hay una personita en la familia a quien le gustan creo que incluso más que a mí. Se emociona cuando saco mi diario, que tiene muchas, y escoge una grande para ella y una chiquita para su hermanita. No le importa que esté dormida, levanta su cobijita y se la pega en la ropa, o en el cachete como la última vez.

Cuando se acuerda pregunta por las "bobaías" y nos pega una a cada quien, grandes y chicos. La única vez que la vi sonreír el día que la internaron en un hospital, fue cuando descubrió muchas calcomanías en las últimas hojas de un libro para iluminar que le llevaron de regalo.

Le pedí que escogiera una, despegué un pececito pero no quiso que se lo pegara, así que le dije que yo lo iba a pegar en mi blusa. Así lo hice. Mis recuerdos de ese día son tan confusos, que no sé si fui yo pero alguien le pegó una estrella rosa en su frente porque se había portado muy bien, a pesar de no haber dormido en 30 horas, tener suero en su manita y temperaturas de 40° desde la madrugada.

La familia completa estaba consternada de verla así y lo único que queríamos era que la diera de alta para llevarla a la casa, pero no fue así. A las pocas horas se la llevaron al quirófano para operarla. Recuerdo esa escena con mucho dolor, sólo había dos personas ecuánimes, ella que no sentía ningún temor ante lo que le esperaba y su hermanita a quien subieron de contrabando para que le diera un besito antes de la operación.

Los pronósticos de una hora de espera se extendieron a 2 horas y media. Cuando por fin salió del quirófano la sala de espera estaba llena. En medio del dolor de ver a nuestra chiquita en una camilla, con una sonda en su nariz y todavía con los efectos de la anestesia, la vimos salir con su estrella pegada en la frente. Nunca alguien se había merecido tanto una estrella como Ana Paula en ese momento.

No sé dónde quedó esa estrella rosa, pero el pececito lo tengo yo. Me lo pegué todos los días en la ropa mientras estuvo en el hospital, como una señal de solidaridad con ella. Ésa es mi calcomanía favorita, me la regaló una pequeñita de 3 años, la más valiente de la familia.

Te queremos mucho hermosa princesita. Gracias por la lección de valentía, gracias a Dios que ya estás bien.

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